Aries: su carácter y su forma de ser y actuar
Enérgico como una usina nuclear y entusiasta como el más acérrimo fanático de fútbol, así es como se define a la persona de signo Aries. Es de aquellos que desde el primer instante en que los conoces te reciben con una sonrisa tan genuina que, si por alguna razón percibías alguna actitud hostil en tu entorno, te cambia el panorama. Al momento te envuelven con una calidez muy reconfortante y, sin haberte enterado bien por qué, terminas siendo contagiado con su alegría, inyectado en vitalidad.
Aries y sus perspectivas de vida
La presencia de un Aries se hace, paradójicamente, más notoria en el instante en que abandona la alegría de un grupo de amigos. En el momento de su marcha ocurre un hecho que llama mucho la atención, parece que de pronto todas las sonrisas se han tornado heladas, como si en sus bolsillos, al marcharse, se hubiera llevado las dichas de la alegre compañía.
Asume causas idealistas no desde la filosofía sino a partir de la actividad física. Es de los que no lo piensan dos veces cuando ven que uno de los suyos está siendo objeto de injusticias. La cobardía, el titubeo o la vacilación no son propios de un Aries. Por lo general, cuando acometen cualquier empresa lo hacen ardiendo en cólera. Pero no por este hecho se puede decir de ellos que sean tipos amargados, sino que su fuerza vital es tal que cuando se deciden a hacer algo se ven desbordados por sus propias energías.
Actúan sin previa meditación, si algo les incomoda lo dicen y ya, de forma clara y directa. No se dejan empapar por un episodio melodramático, no conectan con aquellos que se expresan a través de insinuaciones y rodeos. No son de los que dudan o flaquean en momentos decisivos, en los que muchos se lo pensarían dos veces para atreverse a apretar el botón.
Yo y solo yo, primero que nadie y después también
Son egocéntricos. Desde su perspectiva el mundo no existe si no están ellos allí para animarlo. Son agresivos en el sentido de que embisten siempre con bríos redoblados. Uno, para definir a un Aries, debe tomar la precaución de no confundirlos con los clásicos malvados de las películas, esos que calculan meticulosamente, con sesuda maquinación, cada aspecto de sus perversos planes. Un Aries es más bien como un niño que actúa sin hipocresías, mostrándose tal como es, tanto en su prodigación de alegrías, en lo mágico de sus aventuras y en la demostración de sus enojos.
Es de los líderes que, en lugar de dirigir desde la seguridad de un confortable palco, lo hace brincando al campo de batalla para luchar al lado de los suyos. Regido por Marte, estará siempre presto a desenvainar el filo de su hoja, incluso cuando no haya contra quién hacerlo. No suelen pararse a pensar en el futuro sino que viven siempre en el presente, sacándole el máximo provecho. Más de una vez realizarán un acto temerario. No lo pensarán dos veces cuando, llegado el momento, tengan que lanzarse sobre una granada a punto de detonar, con la finalidad de salvar a los suyos.
